Una musa solitaria
el mar a sus anchas
el bostezo del ocaso
que apenas extira sus brazos
añoranzas de un adiós no retornable.
Reina un vago silencio.
El crepúsculo despierta
tras la risa burlona del viento.
Entretanto,
sendos soles y lunas
transcurren sobre mi piel cobriza
y al mismo viento cuestiono
quien me espera en lontananza?.
Máxima Hernández.
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