miércoles, 14 de mayo de 2014




QUE SON LAS MADRES?

 

Para todos aquellos hijos y jóvenes que en pleno siglo XXI, todavía piensan, creen, consideran y asumen que sus madres tienen (tenemos) que fajarse (fajarnos) como una esclava a darles y a hacerles todo: Pues bien, en este mundo tan convulsionado, en el cual nos vemos obligados y obligadas a vivir, donde la tecnología, en la gran mayoría de los casos, ha venido a sustituir la mano de obra. Donde los hijos no quieren identificar el respeto, ni los valores sociales y/o morales. Donde los hijos se lo quieren pasar juzgando a sus padres. Donde la madre (soltera o casada) debe salir a trabajar para contribuir con el sustento de su familia, donde los hombres abandonan a sus esposas solas con uno o varios hijos, donde proveer (padres o madres) de lejos a los hijos es una rutina, donde a los padres al nacer cada uno de sus críos, no se les entregó un paquete escrito indicándoles que debía o no hacer por sus hijos, como tampoco fueron a una escuela a aprender a ser madres o padres, donde la madre se tiene que levantar a realizar las faenas del hogar como una esclava cualquiera, donde dentro de esos quehaceres, la madre tiene que fajarse a cocinar desde las seis de la mañana (para poder irse a trabajar o a estudiar (si fuera el caso), asear a sus hijos, alimentarlos, llevarlos y/o buscarlos a la escuela (si fuera el caso), donde se aprende a empujones las incidencias que sol a sol nos dona la vida misma, donde el mejor titulo quizás lo tenemos cuando logramos sacar hijos de bien para la sociedad, o en su defecto, hijos que son repudiados por la sociedad, ya sea por una u otras nefastas razones. Saben que?, les diré algo, en el paquete, No hay material vélico, ni títulos ni mucho menos ningún certificado que valgan a la hora de ser madre. Dios no dijo que seria una tarea fácil, las herramientas se toman o se dejan, tenia que ser así, porque tu madre solo tenia el deber de transmitirte sus energías y cobijarte en su vientre mientras estabas cautivo, amamantarte en tus horas de cuna, de enseñarte a despertar con toda su ternura para ir a la escuela, enseñarte responsabilidades, a crecer, a estar ahí para cada tropezón que te dieras, levantarte de las caídas, darte sus hombros, sus manos, su regazo, sus ojos, sus oídos, su alma, sus anhelos e ilusiones, para darte su pecho en los días de frio, para ayudarte en las tareas (de escuela, universidad), para jugar contigo como cualquier amiguita, para amortiguar tus dolores, lavar tus culpas, y luego, para enseñarte a volar por ti mismo o misma, para que sepas defenderte en la vida. Después, las madres estamos, para orientar, moderar situaciones adversas, escuchar, sugerir (no imponer), alegrarnos por los triunfos (metas) de nuestros hijos, llorar por sus derrotas o fracasos, pero al mismo tiempo, para motivarlos a seguir hacia adelante. E igualmente estamos, para que se nos trate con delicadeza y respeto, para que nos cuiden a nosotras, no para pasarnos la vida en franca esclavitud, y por ultimo, estamos, para sentarnos desde el balcón a contemplar nuestro deber cumplido, mientras nos llega la pasiva hora de alzar nuestros propios vuelos y/o ver cuando nuestros hijos calcen nuestros zapatos. Por Máxima Hernández.