sábado, 5 de marzo de 2016

PRIMER POEMARIO: PERDIDA EN LO INTANGIBLE


POEMARIO


LA CASA DEL OLVIDO


MAXIMA HERNANDEZ





MUJER DE TODOS LOS TIEMPOS

Mujer de todos los tiempos,
cristal de un cosmos que se refleja
en la indómita fortaleza infranqueable y augusta
de mi forma de ser.

Eres lo sutil de la frágil naturaleza
 oriunda de tierras áridas,
dueña y heredera de un lúcido universo 
que fragua en mí.

Mujer sin tiempo y sin lóbregas manchas,
sin pedestales falsos y sin oscuras sombras,
sin absurdos yugos ni desenfados.

Mujer en el tiempo viviente, 
que en tu pecho abrigas
el estallido de los mágicos naceres.

Sin ti colapsa la libélula,
sin ti es furtiva la palabra
y los amaneceres son adversos sin tu presencia.

Ofrendas al mundo el néctar de tu ternura
y se hacen sutiles los mares en el clamor
y la dicha de tu fragancia
y de tu mirar que enlaza con mi vida.


INTENTO DESCUBRIRME

Intento descubrirme.
No sé qué busco.
Si soy o no soy,
si existo o no existo,
si voy o me quedo,
si puedo o no puedo.

II
De repente, hago un alto
y silente, me contemplo a mí misma;
poco a poco me descubro.

III
Estoy cautiva tras las redes de un embrión milenario,
que paso a paso, se nutre de mis manantiales,
que como néctares, se expanden a través de la mar.

IV
Lo sagrado atrapa mi esencia, desde inmensas profundidades
que ahondan mi propio ser y no acabo de entender,
por qué me atrapan  los pájaros del ayer.

V
Atrapada en mí misma, me ato al sabio cordón
que envuelve al soplo de vida,
que hace eco en las montañas del olvido.

VI
Y desciendo como una ave herida
y me acompañan peces voladores,
que transforman el aire en soplos divinos.

VII
Me sumerjo en el mar presentido, que lo cambia todo
y a ciegas diviso mi propio encuentro.



 YACEMOS COMO AMANTES

La mesa estrenada con merluzas a la crema
y dos copas de vino tinto,
nuestras siluetas tendidas frente a un espejo afrodisíaco,
nuestras pieles,
 como fuentes energéticas y sagradas
y la libido entretejida en un manto de luna al acecho.

Hay una ardua batalla por librar,
hay gemidos en el horizonte.

Estremecidos nuestros cuerpos,
ante manjares y vinos,
ante luces celestiales,
ante la vida y la muerte,
yacemos como uno.



 TU PIEL

Tu piel hecha de mar y de barro.
Silvestre como tierra baldía.

Elástica en mis manos,
torbellino olvidado
en las iniciales de mi lengua,
barómetro que emula mis lluvias.

Inquietud necesaria.
Toda extendida
en las llanuras de tu cuerpo.

Tu piel,
almohada,
esencia,
remanso de mis días.




  
PREÑADA DE VERSOS

Preñada de versos despierta la aurora.
Vestida de copiosos colores,
 arropa a mi alma desnuda.

Preñada de versos
despierta la tierra con su trinar
que anida pasos olvidados.

Su preñez invita a tus ojos
llenarme de lejanas caricias
que irremediable te ata a mi ombligo.



 OLAS VENCIDAS

Las olas que a lo lejos se entrecruzan
vencidas por el hastío,
abren un espacio en el que me apeteces.

Las olas que despiertan
entre las conchas del olvido,
me brindan un aliento de luz
y me reconozco ingenuamente poseída.

Veo en su ondular
diminutos cocodrilos surcar la arena,
y en esos recuerdos apareces tú.



 COMO ESCONDERME DE TI

La vida esconde sin querer nuestras memorias,
y me refugio en la brevedad de tus pasos.

La vida apenas nos quita y nos da
y por nuestros rostros
pasa un desfile de añoranzas,
que se aproximan y desaparecen.

En nuestros bolsillos,
depositamos puñados de ayeres olvidados
y nuestra historia de besos,
mistifica la pasión que llevo dentro.

Cómo esconderme de ti,
si vives debajo de mi lengua.



 REMOLINOS DE LETRAS

Ríos de pasiones
desbordan manantiales del deseo.
Me voy sumergiendo
en el delirio de esas palabras
 que se desplazan
sobre mis ávidas llanuras.

Remolinos de letras me atrapan:
en la ebriedad de tu rostro,
en la hipnótica de tu mirar.

Y tu silencio sobre mi pecho
abre un espacio que evoca las olas
de un extraño quejido,
que flota sobre la mar.




ALEGRIAS Y CANTOS

Di la bienvenida a una nueva vida
y florecieron nuevos pasos,
en el momento fecundo
que arribó el amor.

Hubo en un tiempo,
un espacio para las tristezas
y para los lisonjeros encierros,
saturados de absurda belleza.

Hubo alegrías y cantos,
celosamente guardados
en cajas de pandoras.

Y ahora,
 te muestro mi mayor encanto
que he guardado como alucinante mujer de fuego,
que en el discurrir de estos días
enloquece furtivamente por ti.




MI EROTICA VERGUENZA

Ha vuelto cabizbaja y extendida en mi cortejo,
como dueña de un mundo que enternece.
Imbuida en lo taciturno de las horas,
me abrazo en la fecunda rompiente.

Arrepentida en el hechizo de mi alegría,
descubro solícita y desaliñada a mi vergüenza.
Ella aflora como un sutil idilio,
para acunarme en sus corpulentos brazos
y siento su hechizo copular, con varonil instinto.

Mi erótica vergüenza
cala lo más íntimo de mi cuerpo
y siento su corporalidad, como una envolvente magia.
Su masculina esencia aflora en mi furia,
como un llanto poseído,
que sorbo a sorbo entrelaza mi piel.

A duras pruebas, aprendo a sentir su presencia,
que se incorpora, como amor y dolor en mi vieja añoranza,
que me recuerda la cárcel del olvido.


TEJIENDO CASCABELES

Tejiendo cascabeles en las alas del viento,
me nombro en el equinoccio lunar.

Intensa y pasiva intento
llenar de trenzas
las pestañas de los arboles iracundos
y en mi reino los amanso,
los vuelvo humanos
y fraternizo con ellos,
como una Afrodita vulnerada,
 en el incipiente amor que nos nombra.

Tejiendo cascabeles me embriago de ellos,
en estas noches de luna llena.



CABALGAS SOBRE LOS HILOS DE MI PIEL

Lacónico cabalgas sobre los hilos de mi piel,
galopas sin frenos hacia agonías,
hacia el borde filoso de los tranvías
y de los caminos vulnerados por mi tiempo.

Sumerges tus recuerdos en mis mundos olvidados,
pero tu alpiste es un manjar de dioses petrificados
en las luces de mis deseos.

Tu voz me conmina a un destino iluso,
de oscuros pasos
e intangibles deseos marchitados en mí.

Tus horizontes trepados entre mis montes iracundos,
me vulneran.
Y Yo estoy a merced de tu conciencia apasionada.

Soy tu amante entre sueños,
entre colores lejanos y tenues
y tu amor se interioriza
en mis deseos.



SUELTA

Suelta los ruedos de mis pestañas
y deja que mi rio solitario
navegue y dance,
al compás
de nuestros cuerpos ardientes..



DESPIERTA

Despierta y lentamente me cubro con el alba,
me lleno de emociones insospechadas
y vislumbro la visita de un beso tuyo en mi alcoba.

No puedo describir este instante,
que me atrapa como un fuego viviente.

Las sábanas blancas
testifican el tacto de tu piel
acuartelada entre mis manos.
Y tu boca,
 desparramada en la pasión que nos envuelve
 y nos destruye a la vez.

El refugio que inventamos,
se impregna en mi piel
y se adueña del placer que habita
en nuestro sueño de amor.




QUIEN PUDO HABER DICHO

Quién pudo haber dicho
que nuestras vidas estarían distantes.
Y que nuestros pasos largamente olvidados
propondrían una certidumbre de erotismos.

Quién pudo haber dicho
que a pesar del tiempo transcurrido
la extrañeza haría empatía
con el amor desparramado.

Que el temor a perderte sería una utopía,
que el miedo a olvidarte,
navegaría en el absurdo
y que nuestras bocas sin nuestros besos,
serían la magia del desamor.

Quién pudo haber dicho
que las mañanas,
sin el calor de tu cuerpo, son un puro mito.
Y que sin ti,
mi historia y mi alegría,
se acostumbrarían a ese largo amanecer.


ENTRE LIENZOS

Asida a tu cintura sedosa,
escondo
 mi sonrisa capturada
 en tu erótica mirada.

El otoño,
 me trae lienzos finos
y el cántaro que trae tus aguas,
me desborda y estremece.




MI ALMA RECOBRA SU ALIENTO

La varonil silueta que pasea su lumbrera
por mi jardín de sueños,
deja besos olvidados en oscuros baúles
y danza mi alma.

Mi alma danzaba en el efluvio mágico
de sus labios tempestuosos.

Mi alma vuela, alocada y excitada
en el paladar del tiempo,
en el estremecedor gemido,
en el susurro cosquilleante.

Y navega en mares revueltos,
y naufrago y pierdo el aliento.

Pero en las alturas indescriptibles de mi pecho,
en esencias,
mi alma recobra su aliento
y nuevamente me deslumbra
tu varonil silueta.


SUEÑO

Sueño a veces con el líbido de tus labios
y con el recorrido que seduce 
la textura ardiente de estos poros.

Sueño con eso que me estremece
y que evoca el recorrido
de unos besos trasmutados.
El murmullo de unos gemidos tiernos
evocan tu nombre y el mío entrelazados.

Es perfecto este recuerdo erótico,
son perfectas las amuralladas luces,
brotadas de manantiales sagrados.

La memoria de tus manos dibujando mi cuerpo,
lo ansioso de este latido entre mis sienes.

Así nace el éxtasis en el sueño,
con ese mágico esplendor
que irrumpe en pudor,
mientras evoco lo soñado.


ENTRE TUS BRAZOS ME ACUNO

Entre tus brazos me acuno
y me desborda la fuerza que habita en tu lengua.
Me escondo en lo tibio de tu pecho,
que oculta humildes emociones
y me dejo robar por tu aliento
que guarda dulces melodías
dormidas en un rincón de mi alma.

Entre tus brazos me acuno
y tu risa me sostiene.
Y tus cinco sentidos se expanden 
sobre mis labios resecos
y brota un bálsamo entre mis poros de bronce.

Entre tus brazos me acuno,
tu melena alocada produce un eco delirante
que se esconde entre tu nombre y el mío.

Entre tus abrazos me acuno,
y mis noches de otoño suspiran sedientas,
en un horizonte de voces, que inventa tu cuerpo
y mi carne abierta.


ILAPSO

Ilapso imberbe mi temor,
me pierdo en el suspenso
de mi respiración.
Vuelo hacia el lejano túnel
que penetra a mis ansiedades.
Desciendo inefable
a tu perfil bostezante.

Busco verdades impredecibles
en mis remembranzas.
Te atrapo en las conchas
que inventan perlas, corales,
tras el brillo refractado
por tus hermosos ojos.

Navego en tus pupilas
 y escucho tu voz
y confino tus besos a lo prohibido.
Me recuesto sobre el borde de tu iris,
perdida bajo el calor de intensas sábanas,
despeinando el canto de tus pestañas!.


EL ECO

El eco de tu espalda
proyecta una tibieza
que habita en los balcones de mi alma.
  



TE PERSIGO

Te persigo inocente y dormida
en mis lunas.
Acompasada en las algas,
en los musgos y hongos vecinos.

Te ausentas silvestre y risueño,
entre febriles ansias.

Te persigo con mis manos abiertas
sin trabas ni amarras,
amasando el camino
desde la otrora canción del silencio.



 PUNTO Y APARTE

EL punto y aparte sella en rojo chino
la infinita osadía de tus labios,
las nubes sustantivas que merodean tu penumbra,
adjetivan mi mirada y emana un cielo
sobre un reloj bañado de adverbios.

Me cuestiono
y algunas comas pasadas de alegría
mastican estos signos
y al final me quedo en altamar,
viendo al verbo desfallecer
ante mi carne.



TRAS UN BESO INSATISFECHO

Tras un beso insatisfecho
se pierde una flor primaveral,
la ausencia marchita
la lozanía de unos jóvenes labios
el brillo oculto de una noche
dormida en lontananza.

Tras un beso insatisfecho
me he sumergido
en el inconsciente infausto
de un maravilloso cuento
escondido debajo
de mi almohada.


  
EL HURGA MIS SENTIDOS

El hurga mis sentidos recónditos
y mi alma colapsa a cada instante.

Soy cómplice de sus designios
y me pierdo en sus auroras boreales.

Me embriago de su intenso trino,
que acaricia nostálgica mi alma.

La silvestre mudez entre sus labios
hace surcos primaverales
en lo más íntimo de mi piel.




LAS NUBES DE TU LENGUA

El olvido duerme entre tus tiernos ojos.
Tus labios
recogen la espuma sagrada
de los árboles del bosque.

Acampa tu secreto dibujado
en la sombra de tu ayer trasnochado.

La nube que trae tu lengua,
moja mi atardecer.




 MI DERMIS

De nuevo se resiente mi epidermis
y el enojo consigue mudar las sutilezas de mi piel.

No sé qué puedo ser,
si mitad fémina o mitad reptil.

Lo único que puedo interpretar,
es que soy una inofensiva presa.


MORIR SIN PRISA

Morir sin prisa,
con el aliento sutil
de una cálida sonrisa.

Tras el eco que purga la brisa
me sujeto
a la cornisa de tus brazos.

Morir entre un suspiro y otro
y olvidarme de la prisa,
que nos abandona.


  
AMO LA TIERRA SERENA

Amo la tierra serena cuyos primeros frutos
se derraman en tu cuerpo humedecido,
que se siembra en lo más profundo de mi ser.

Así  lo gritan mis venas,
en el arcoiris que cuelga en tu ojo izquierdo
y susurra latente en mi pecho,
olvidado en la luna llena.




ME AFERRO A UN VERANO

Me aferro a un ardiente verano,
derretida entre sales tras tus pasos.

Veneno asfixiante oculto en mis poros,
mortífera pasión ceñida al ocaso.

Me aferro y me atrapa
en la insomne oscuridad,
vestida de fulgurante certidumbre.

Y mis venas enervadas aspiran la noche,
que se petrifica en mi alma.



SUEÑOS DE MAR

En tu semblante sereno
se fragua una emotividad
y en la calidez de tus labios.

Imploras un intocable anhelo
que desata suspiros,
tras la candidez inocua
de tus sueños de mar.




BESO CON FUEGO


Beso con fuego tus labios
salvaje inocencia
que delata una ventana abierta
hacia el norte de tus ojos.

  


PARTE II




TRAS LA VENTANA DE MI ALMA

Tras la ventana de mi alma,
te busco silente.
El eco que trae el viento susurra tu nombre.
Sufre el prado tu tórrida ausencia.

La mar aclama tu dócil mirada,
la tierra espera tu abrazo en mi pecho.
Mi entorno no busca borrar tu memoria.

Paciente, me inclino hacia la brisa
y veo llegar tu divina presencia.

Tras la ventana de mi alma,
te busco silente.
Me brota un suspiro
 y aspiro tu aliento.

Muerdo la cuna que abriga tus pasos.
Y desde mi lecho, ansiosa recorro
tu grata verdad.


PRENDIDA EN LO INTANGIBLE

Mi alma pende de la suya
como penden las aguas
ataviadas en lúcidas cascadas.

Su hechizo vulnera los bostezos de mi pecho abierto,
su abrazo despunta el alba.

Su mirada se viste de incesantes gritos
y mi delirio
se enaltece en una estrella lejana que parpadea,
en esos ojos que me invaden
y anuncian el fin de mi soledad.

Mis manos penden de esas fuertes cascadas
y en sus espumas
un candelabro deslumbra los laureles
de mi memoria saltarina.

Prendida en lo intangible de esas aguas,
mi alma busca sus orígenes,
con pasión y sin olvido.


LA CASA DEL OLVIDO

Acuno mis remembranzas
desde la esquina angosta de mis recuerdos.
Las grietas que duermen en el tiempo
limpian mi pasado.

La casa del olvido
ronda las horas que despuntan mis ojos,
la mirada agreste de un ayer tortuoso,
la sonrisa amarga de un hoy ensimismado
teje las ilusiones de mis cuadernos
y la casa del olvido
abre las puertas de mi alma.











AYERES

Su propiedad, aquel oscuro aposento,
aquellas manos trémulas,
como un tosco forajido, que fantasea en el silencio.

Tu tersa piel, es un esfuerzo,
que pasea por surcos purgados en el efluvio intangible
de mi propia sombra.

Infecunda, envenenada de ayeres oscos,
desprovista de esencias mágicas,
su mirada se enfrenta a la mía
y nos volvemos un cuento fantasmal.
Su errante y mustio abismo,
entretejido en mi lágrima milenaria,
su crudo instinto destila laberintos.

Su cabeza, cobijada de engaños,
fortalecidos por sutiles silencios, de su nostalgia agridulce,
de su madriguera fraguada en los ayeres de mi calma matinal,
que me absorben en suspiros y en poesía sublime del ayer.


SE AGLUTINAN VOCALES

Se aglutinan las vocales en mi lengua,
atrapo consonantes
de mis trémulos puños.

Ignoro de qué lugar
descienden estas voces
y mi soledad,
me abraza paso a paso,
cuando invento parir estos versos.















SIGUES LA SENDA DE MIS PASOS

Sigues lentamente la senda
que transitan mis pasos.

El invierno duerme sobre el cielo azul
y el canto de los grillos eleva la aurora.

Sigues aquella senda
como transeúnte,
como juez exigente,
como idealista.

Y te encuentro,
caminando ausente
dentro de mis versos.








MIS POSEIDAS PALABRAS

Se han poseído mis palabras en la lejanía.
Y muy intranquilas, juguetonas, se deslizan.
Cosquilleantes y risueñas se esconden,
tras mi lengua de enfermiza vidente.

El agua azulada en pos de mis ojos,
llega al verbo irreverente.
Mis dedos esperanzados atrapan
el cristal transparente que abre la luz,
y parpadeante voy tras de mí misma,
buscando las añoradas notas
que en la lejanía me han nombrado.

Las armas sobre la mesa encienden un debate,
entre las sinalefas y las consonantes
y yo, sólo escucho el discurrir
de un diptongo que late en mi pecho.

De repente un solfeo de letras vagas
inunda el trayecto de mis escrituras
y despierto en la madrugada silente,
nuevamente preñada.


BAJO TU INFLUENCIA

Poco importa que culmine esta historia,
los años vividos los dio la experiencia.
Hemos leído las mismas palabras muchas veces.
Igual, hemos gastado alientos y abrazos urdidos.

Nos hemos marchado
y hemos vuelto hasta la saciedad.
Hemos llenado y gastado
los surcos de nuestros rostros, están intactos.

Nuestros ojos,
 estridentes en las calles deshabitadas.
Nuestras bocas,
calladas y entumecidas en las aceras.

Nuestra historia encierra en el fondo
una memoria de cataclismos.
Nuestra amistad,  supera a la derrota.
Lo que perdemos de nuestras vidas
es el fulgurante brillo de nuestras miradas.

Las instrucciones y las bienaventuranzas
pertenecen a un tierno pasado, que ya no vuelve.
Las lecciones aprendidas:
son fuentes de riqueza espiritual, más que corporal.

El pasado, egoísta,
se ha añejado en el existencialismo volátil
 de nuestro existir.

Hoy,
la libertad nos marca
y hace suya
esta historia
sin final...












CONTEMPLACION

Me miro en mi ojo izquierdo
 detenida!.

La nada
allí colgando de la vida.

Caleidoscopio espejo,
ante el disfraz de mí misma.

La mirada fija en mi ojo derecho,
otra vez resplandece.












DUERME TU LENGUA

Deja que el viento
sople mi despertar,
tras los pasos fértiles de la tierra,
que transita enojos.

Duerme tu lengua,
la cual me hace enojar.
















ENTRE LAS NUBES

Frente a la cimbreante luna,
 se elevan mis recuerdos
y vuelo rítmicamente,
 hacia las inquietantes nubes que aletean
sobre los nidos que empollan sus sueños,
en mi barca de papel..

















NAVEGANDO EN MI NIÑEZ

Navegando en mi niñez,
con mis ojos de inocencia,
ilusiones irredentas
 de inusitados matices
llegan hasta mis pies,
veo mis rizos
bambolear sobre mis mejillas.

Y así,
la tierra de mis sueños,
genera un latido
 y sigo navegando
hacia el recuerdo mayor.










SOY

Soy
como cualquier ser
que gravita en el espacio,
inquieta chiquilla
entre soles maduros,
a veces, rumiante
y empedernida como ninguna otra.

Frente al norte,
atesoro una palabra,
que pende en cada uno
de mis atardeceres lluviosos.











SOY LA BUSQUEDA

Soy la búsqueda de mí misma,
eclosión,
magma,
visión de una noche cósmica.

Mujer
 enredada en los círculos arbóreos,
sismo en las fuentes del deseo.
Así soy!.














BUSCANDOME

Sin darme cuenta
me escondo en tu mirada.

El reflejo de un sol moribundo
hipnotiza los archivos ocultos de mi alma.

Doy paso a un confortable despertar
y buscándome a mí misma,
te abrazo.














A MI MADRE:
DOMINGA REGINA ZORRILLA POLANCO

EN SU JARDIN SILENTE
(en su vuelo eterno)
Poema
I
Regina, en su jardín silente, su mirada escarlata
y su cuerpo primaveral atrapado entre luces y sombras.
Su sonrisa de cielo en su prístino universo
y su caminar fluido entre las ilusiones.

II
Sus dedos bordados en sueños de mariposas,
tejiendo ella un árbol frondoso
y entre arcoíris aguardando
en un regazo de girasoles.

III
Su silueta de roble a quien la primavera engañara
en aquel temible otoño,
despojándola de sus hojas de lino,
desprendiéndola de sus sedosos retoños,
los que vestía orgullosamente.

IV
Sus sueños azules de  prominente reina,
jugosa fruta de un solo dueño.
Amiga portátil en mi bolsillo,
a quien una madrugada absurda,
se antojara colocar un vil pestillo.

V
Maestra del verbo e hija intachable.
Dama de luz incuestionable,
portadora de sanas cunas,
honestidad comprobada como ninguna.
Quien tejiera el presente
tras sus palabras de bronce;
de manos irrompibles,
premiada con siete vástagos
y su imponente séquito casero.

VI
Cautiverio de mis estaciones,
regazo de mis noches verdes,
mi guía entre angostas calles,
templo de mis insomnios,
esperanza de mis octubres,
argumento en mis días febriles,
tronco de mis cuadernos,
mi majestuosa mentora,
calma de mis lamentos,
medicina cuando enfermo.

VII
Su espejo ambiguo sometido a lo moderno,
y su guerrear de francas fortunas
conquistando el abrigo
para cada uno de los hilos atados a su vientre.
Desbordada sobre la mar valiente del tesoro
y anclada en seguros puertos carentes de dolor
y de deseos.

VIII
Atada al tiempo inverosímil de sus cabellos castaños,
ceñida al  surco de lana blanca,
sin mover la flor que vestían sus labios,
luciendo serena,
como el agua mansa de un infeliz invierno,
toda seca y ausente,
callada y dulce,
desde la fragilidad de su aliento a mi alma.

IX
Espumosas nubes bañaban su corazón hasta los pies,
mientras, mi cordón umbilical aferraba al suyo.
Ella, sentada sobre el reloj del olvido,
en ese septiembre de plenilunio,
asida al muro de lo efímero
partía con aquel liviano equipaje
y trepada a las firmes alas del viento
me dejó en el alma un suspiro y un largo sentimiento.


Derechos Reservados: MAXIMA HERNANDEZ.

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