miércoles, 4 de septiembre de 2013

Sucumbo ante la Luz





 En la intimidad de mis sentidos,
de mi Yo cansado,
mis luceros deciden perderse en lontananza,
toda queda, me entrego a Morfeo.
Eso creo. 
De repente, sucumbo ante una luz excelsa,
tierna y miel escarlata,
cega mis sentidos,
se viste de piel,
penetra en mi sin permiso,
me posee, haciendo vibrar zonas
protegidas por los dioses,
palpando cada espacio habitado en mi misma.
Mi interior se somete sin voluntad,
presa sin grilletes,
ni voz sonora a quien pedir auxilio,
no hay miradas curiosas,
todo palpita, y Yo, cual corazón dilatado,
vuelo con propias alas,
inquieta me elevo y tiemblo.
Ay!, como tiemblo ante aquella
inefable presencia,
mas no  sé por qué no le temo,
su candor acaricia mis sentidos,
me doblega cual ninfa hipnotizada,
me desconozco,
sigo ante sus pies sin exigencias,
me  mira y sonríe,
sus manos de plumas sacras
lo devoran todo.
Alcanza mis ansias desde su espacio
como un imán solemne absorbe la atmosfera,
hace que todo arda,
cual volcán en erupción,
gemidos atrevidos inundan mi inocencia madura,
ruedan magmas por doquier,
y Yo, vencida conjuro efluvios de mágicas lluvias.


© Copyright MÁXIMA HERNANDEZ

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