Ya no tejo cascabeles en las alas del viento, no me siento a
esperar el equinoccio de la luna, ahora, pasiva intento llenar de trenzas las
pestañas de otros ojos, los que peino a mi antojo, tras los míos reflejados,
cual Afrodita vulnerable e insinuante, tejiendo mieles y de leches embriagada.
© Copyright MÁXIMA HERNANDEZ
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